CIRO GÓMEZ LEYVA publica hoy en su columna de MILENIO:
Felipe Calderón se puso la verde, se hizo acompañar de Margarita Zavala, su gran activo en las embarazosas cosas de imagen, se metió al palco y no se movió un milímetro más de la cuenta. Buen aficionado al futbol, respetó al Estadio Azteca: nada de exhibicionismos. Si lo que intentó el sábado fue producir una metáfora, lo consiguió: al igual que la desmedrada selección, él todavía puede, sabe ganar en Santa Úrsula. Las encuestas dan una aprobación a su gobierno por arriba de un discreto, pero funcional 55 por ciento. No se le asocia con raterías y en popularidad personal sólo va atrás del mexiquense Enrique Peña Nieto. Aunque la clave más firme del respeto que aún impone el Presidente de la República parece estar ligada con la guerra contra las bandas de narcotraficantes. El ciudadano promedio ya dejó de creer que su situación económica mejorará de aquí a 2012, pero valora los “güevos de Felipe”. “Güevos” que ayer exaltó Barack Obama. Calderón debió haber gozado más que los goles del sábado la frase dominical que le regaló el presidente de Estados Unidos: “Ha tratado a los narcotraficantes como Elliot Ness a Al Capone. ¡Elliot Ness! ¡Los Intocables! Mejor, imposible. “Güevos” de los que se ha colgado el líder del PAN, Germán Martínez, para erizar a los priistas.
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Muy ad hoc con la Pascua, que está a la vuelta de la esquina, ahora todos los políticos se pondrán a buscar los suyos...
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