martes, 25 de agosto de 2009

it´s a..a..a...human being!!!

Resulta que la polémica alrededor de la discriminación e indignación a que ha sido sujeta la deportista sudafricana Carsten Semenya ha destapado el análisis de qué es lo que realmente nos hace hombres o mujeres, pues como dice una nota interesantísima de El País, "Para la mayoría de la población, rige que una mujer tiene dos cromosomas X en el par 23, y un hombre tiene un par XY. Pero los científicos insisten en que "puede haber individuos con dos X que desarrollen caracteres masculinos, y otros con un X y un Y que nunca los tengan". Además, para acabar de enredar más la madeja, señalan que también hay personas que son XXY. Y si en vez del análisis cromosómico se miden los niveles de hormonas tampoco se obtiene una diferenciación clara. "Algunos individuos XX tienen condiciones médicas que hacen que sus niveles de hormonas androgénicas [las masculinizantes, como la testosterona] sean elevados, lo que puede llevar a características como una mayor masa muscular", señala la revista. "Mientras que otras XY no se desarrollan como varones porque tienen un síndrome de insensibilidad androgénica", lo que implica que no responden a su propia testosterona."

Pero a parte de nuestra biología, puede ser que algunas personas se sientan mujeres u hombres, independientemente de su sexo, no puede haber una regla que nos diga "tú eres mujer o tú eres hombre" y nos imponga conductas y nos limite otras. No hay -no debe haber- estándares de cómo debe verse una mujer o un hombre, por qué obligar a las personas a cumplir con estereotipos? En nombre de qué o quién puede obligarse a una persona a ser lo que no es? Y por no serlo, negarle derechos?

No sabía que hasta 1999 las atletas debían ser sometidas a un examen ginecológico para ver si eran mujeres, indignante. Más aún cuando leo que la única que pudo salvarse fué una princesita, Ana de Inglaterra, dice El País, "por su sangre azul" (!) Hoy, ya no se hace, de forma independiente, pues según el artículo de El País, las deportistas deben desnudarse al hacer la prueba de orina para el antidoping.

Dice la nota:

"Ya un editorial aparecido a principios de los años noventa del pasado siglo en JAMA, la revista de la asociación médica de Estados Unidos, atacaba los controles tradicionales por considerarlos discriminatorios y poco científicos. "No hay una línea clara entre sexo masculino y femenino", decía. "Que sea la persona la que elija". Este pensamiento lo ha seguido la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) desde 1992, cuando abandonó, antes que el COI, los controles de sexo y fijó las líneas maestras para dirimir los casos controvertidos, siempre uno a uno cuando una duda razonable obligue a proceder a ello, siempre guiados por la discreción. Por eso concluyen que todas las personas que desde su infancia o prepubertad han sido consideradas legal y psicosocialmente mujeres deben poder participar en competiciones deportivas femeninas independientemente de lo que digan sus cromosomas. Aplicándolo a los transexuales, es la idea base de la ley de identidad de género que se aprobó en España en 2007: que cada persona decida con qué género se identifica y con cuál quiere vivir, independientemente de su físico."

Y me viene a la mente el caso del actor Armando Palomo, ahora Libertad. Quien optó por vivir como mujer y en consecuencia adoptó una nueva identidad, sacó su credencial para votar como Libertad y el "Gobierno de la Esperanza" la metió a la cárcel por falsificación de documentos.

Si la identidad con un género por encima del sexo no es nuevo, por qué no pueden las autoridades nacionales (como España) y las internacionales (como el COI o la IAAF) establecer reglas claras que respeten la intimidad y la dignidad de las personas, y sobre todo, que sean discretos y el sexo de una atleta no se convierta en titular de periódicos de todo el mundo.

La nota cuenta los exámenes a que será sometida Carsten:
"Los exámenes a los que se está sometiendo Semenya, a quien, para protegerla, han prohibido todo contacto con la prensa, pasan, primero, por determinar si tiene las características primarias de su sexo -vagina, ovarios-, y las secundarias -ausencia de pelo facial y pectoral, pechos funcionales-. Después pasan a analizar si fisiológicamente (sus hormonas) su organismo funciona como el de una mujer; posteriormente por el estudio de sus cromosomas y de su SRY, el gen de la masculinidad, y, finalmente, por un estudio psicológico, su identidad sexual."

Me alegró leer ayer que el Parlamento de Sudáfrica interpondrá una queja ante el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU por la discriminación y trato vejatorio contra Carsten Semenya, bien hecho!

Y concluye el artículo con una dura realidad, la discriminación por parte de las perdedoras:
"La italiana Elisa Cusma, que acabó sexta en la final de los 800 metros ganada por la surafricana, manifestó: "Sí, será mujer, o se sentirá mujer, pero yo sigo pensando que me ganó un hombre". También la española Mayte Martínez, que acabó séptima en esa carrera, entró al trapo en la polémica: "Si me ponen a Semenya y 10 hombres delante no sabría decir que ella es la mujer", dijo."

En realidad, como las TopModels, los Atletas son seres humanos biológicamente distintos a la normalidad, ellas son más bellas que el común de las personas, los otros (y otras) son más rápidos o más ágiles o más fuertes o más lo que sea que los hace poder competir a esos niveles, por eso dice la nota:

"Por eso, poner una frontera biológica no es, en general, nada fácil, y el argumento de las ventajas innatas es extremadamente peligroso. "No discriminamos a las mujeres muy altas [que lo son porque tienen una determinada configuración genética] y decimos que no pueden competir porque lo son. Ni discriminamos a los corredores que tienen una elevada prevalencia de fibras rápidas", dice Genel. Este último es el caso de los velocistas negros, por ejemplo, que según todos los estudios parten de una ventaja genética sobre los blancos sin que nadie -todavía- haya planteado hacer dos competiciones diferentes. ¿Cuál es la solución? Para Genel, está claro: "Si han nacido y crecido como mujeres y piensan en sí mismas como mujeres, yo diría que se les debe dejar competir como mujeres"."

Y volvemos a la filosofía de este Blog:
CADA QUIEN SUS CUERPOS.

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