sábado, 20 de marzo de 2010

Las mujeres mexicanas en cifras de @anaschwarz


Ana nos compartió esta nota que publicó en Web News, porque considero de gran valor la información que contiene la copio íntegra aquí:

Las mujeres mexicanas en cifras
Por Ana Schwarz


En este siglo XXI las mujeres mexicanas debemos hacer un esfuerzo para entender, que quienes gozamos de una vida plena en oportunidades, somos verdaderamente afortunadas. La gran mayoría de nuestras co-géneras en este país, no han tenido tanta suerte.
Cada 8 de marzo, por ser el Día Internacional de la Mujer, las instancias oficiales muestran estadísticas referentes a este género; los invito a conocer los datos más recientes:
67 de cada 100 mexicanas de 15 años y más ha sufrido algún tipo de violencia.
A nivel nacional, 43.2% de la violencia fue ejercida por la pareja.
30% de las mujeres ha sufrido acoso, abuso u hostigamiento sexual.
37.5% sufrió violencia emocional 23.4% violencia económica.
Dos de cada diez, ha sufrido violencia física.
6, 554, 868 de las mexicanas no cuentan con seguro médico.
38.8% de mujeres de 100 mil tienen Papiloma Humano
2.4 de cada 100 mil tienen Sífilis Adquirida.
2.1 de cada 100 mil tienen Herpes Genital 0.8 por cada 100 mil tienen chancro.
70.7% en edad fértil usa métodos anticonceptivos.
43.9 recurrió a la salpingoplastia.
20.6 usa dispositivo intrauterino (DIU).
7.6% de las mujeres en edad fértil usa condón 10.4 por ciento toma pastillas anticonceptivas.
13.5% de las defunciones son por cáncer cérvico-uterino El cáncer cérvico-uterino era hasta 2006, la primera causa de muerte en mujeres mayores de 25 años.
El 13.3% de las defunciones son por cáncer de mama, es decir que 10 mujeres mueren al día por esa causa.
37.3% de las muertes maternas son por trastornos hipertensión.
20.8% de las muertes maternas son por hemorragias.
7.2% de las muertes son por complicaciones en el puerperio 5.4 por ciento de las muertes maternas son por aborto.
VIH/SIDA 3.1% de muertes por cada 100 mil, es a consecuencia del Sida (mujeres de entre 25 y 44 años de edad).
Las mujeres sufren violencia en diferentes formas, y es un hecho que la padecen en mucho mayor grado que los hombres; ya que por lo general son ellos quienes las agreden, abusando de ser más fuertes físicamente. Ya sean los padres, hermanos, esposos, novios o amigos, las mujeres son vulnerables ante este maltrato por tener menos fuerza, y también porque culturalmente persiste la falsa creencia de que el hombre tiene derecho a golpearla, por el hecho de mantenerlas económicamente, y esa es suficiente razón para considerarla de su propiedad.
Esto muestra que sus legítimos derechos, ni los conoce ni los entiende; ni ellos ni ellas. Tampoco saben que pueden disfrutar de una vida libre de violencia, por ser este un derecho establecido por la Ley.
Otro asunto ignorado es la violencia económica o patrimonial, que consiste en condicionarle a la mujer su manutención, ya que el trabajo que ella realiza en casa; más la gran responsabilidad que se le atañe por educar y cuidar a los hijos e hijas, no se valora monetaria, o económicamente. Lo normal es que ella asuma esa obligatoriedad como algo imposible de eludir; y sí lo es, pero de otra forma, más equitativa para ambos, compartiendo derechos y obligaciones por igual.
El marido o su pareja, sienten o cree que tiene todo el derecho a exigirle, y ella misma así lo cree también, y lo acepta sin chistar; no sabe que la obligatoriedad moral, es de los dos.
Si ella renuncia a tener un trabajo remunerado (por humilde que este sea) perdiendo así la oportunidad de ser productiva y autónoma; y si dedica todo el tiempo a su hogar y a sus hijos; el marido tiene la obligación de compartir el sueldo que él gana, con ella, su mujer; y valorar con dinero todo lo que hace. El hombre cree que puede poner todas las condiciones que quiera, en pocas palabras, le condiciona lo que le debe darle por obligación moral.
Con respecto al tema de la salud de la mujer, sabemos que el hombre goza de oportunidades de trabajo y eso le permite tener dinero (mucho o poco), para atenderse en caso de enfermedad, e igualmente su mismo trabajo le da una protección social a su salud. La mujer depende de que él, que le quiera pagar la consulta médica, o la haga su esposa para acceder a un servicio socializada. Terrible desventaja. Las estadísticas muestran que no es frecuente que la mujer atienda su salud, por una u otra razón.
Estos números también nos muestran un alto porcentaje de mujeres mexicanas en edad reproductiva, que no utiliza anticonceptivos (30%). Las defunciones de mujeres por causa de aborto (principalmente ilegales), sin que nadie tome en cuenta este factor. No se ha podido lograr considerar el aborto en su faceta de problema de salud pública, como realmente lo es.
Por otra parte es increíble que mueran por hemorragias y complicaciones en parto y puerperio, ya que son situaciones relativamente fáciles de atender y se podrían salvar muchas vidas, si la mujer tuviera acceso a la salud y conociera su derecho a ésta.
Ni que decir de los tipos de cáncer que la enferman y hasta la matan; los números serían mucho menores si existiera en este país, una consciencia de cuidar la salud femenina, y se enseñara a las niñas, desde muy corta edad, a que valoren su salud y se valoren ellas mismas.
La ignorancia femenina en cuanto a su salud, es verdaderamente alarmante; no se ha logrado hacer consciencia y romper las tradiciones que la llevan a dejar su salud hasta el final; anteponiendo la salud de sus hijos, marido, pareja o padres. Nunca la de ella.
La desvaloración femenina tiene un origen muy antiguo que espero poder comentar en otro artículo, pero es una realidad que la mujer tiene baja autoestima por creer que es bueno ser abnegada; la abnegación la obliga a negarse a sí misma, con todo y los derechos, que por supuesto, ella desconoce.
En otro análisis les compartiré información referente a educación y trabajo; dos temas en donde la mujer también padece algún porcentaje de inequidad con respecto al hombre, especialmente en las oportunidades para ambos.
Por estas y muchas razones más, las mujeres privilegiadas tenemos un compromiso que no debemos aludir; nuestro deber es salir de nuestra zona de confort y luchar por esos millones de mujeres marginadas y oprimidas, que viven sin esperanza.

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