viernes, 16 de julio de 2010

Preguntas y Respuestas, no, no se va a acabar el mundo #matrimonioDF

Bruno Bimbi, activista LGTB de Argentina, publica en su Blog un excelente recuento de las FAQ´s sobre el matrimonio homosexual.
Me parece indispensable echarles un ojo. En México también circulan esos mitos y leyendas...


Aquí copio un par:

—Si legalizan el matrimonio gay, ¿por qué no puedo casarme con mi perro?
—Parece mentira que argumentos tan ridículos aparezcan en este debate, pero personas que parecen serias y representan a instituciones que se oponen a los derechos civiles de gays y lesbianas dicen sin ponerse colorados ese tipo de cosas. En realidad, ni merecen respuesta, porque más que un argumeto, es una falta de respeto. Pero hagamos un trato: el día que quienes dicen esto vengan con su perro, pidan casarse, y el perro se exprese en alguna lengua comprensible y manifieste en forma clara e inequívoca su voluntad de contraer matrimonio, lo conversamos.

—¿Pero para qué quieren casarse los homosexuales si el matrimonio es una institución burguesa y patriarcal en decadencia?
—El matrimonio es la institución jurídica que protege los derechos de las parejas y de las familias, y su valor va mucho más allá de los aspectos cuestionables que tenga. Hay mucho que cambiar en el matrimonio, hay muchas cláusulas que aún responden a otras épocas, que son machistas, patriarcales o que permiten una invasión desmedida del Estado en la intimidad de la pareja. Pero esos cambios no les corresponde hacerlos sólo a los y las homosexuales, sino a todos. Deben ser fruto de la evolución de esa institución. Lo primero es conquistar la igualdad jurídica para todos y todas. Cuando un grupo de obreros despedidos luchan para ser reincorporados a su trabajo, eso no significa que estén de acuerdo con el salario de hambre que cobran o con la precariedad de sus condiciones de trabajo. Cuando las mujeres pelearon para poder votar, eso no significaba que la democracia representativa fuera perfecta y no necesitara cambios. Discutir los cambios que necesite el instituto del matrimonio no puede ser un requisito previo para que las parejas homosexuales dejen de estar desamparadas por el Estado. Primero respetemos el principio constitucional de igualdad ante la ley y después aceptamos pasar a otro tema.

—¿Qué pasa con la adopción de niños?
—Ninguna ley prohíbe la adopción a las personas homosexuales, estén solas o en pareja, ni tampoco les prohíbe procrear –muchas lesbianas, por ejemplo, lo hacen mediante fertilización asistida– de modo que ya hay cientos de niños con dos mamás o dos papás. Lo que una persona homosexual no puede hacer, por no poder contraer matrimonio, es co-adoptar con su pareja, lo cual no significa que no pueda convivir con el niño o niña y su pareja en el mismo hogar: esas familias ya existen, esos niños y niñas ya tienen dos mamás o dos papás, hoy, no son una hipótesis ni una idea, son de carne y hueso, y son cientos. Sin embargo, esos niños y niñas son legalmente hijos de uno/a solo/a de sus padres o madres. Su otro papá, o su otra mamá, no puede ir a buscarlos a la escuela o firmar el boletín, autorizar una operación de urgencia en un hospital, inscribirlos en la obra social, cobrar el salario familiar, y los niños no pueden heredarlo/a, ni reclamarle alimentos o pedir un régimen de visitas en caso de separación. Eso es lo que la reforma de la ley va a cambiar: que todos los chicos tengan los mismos derechos. Si no se aprueba la ley, esos niños y niñas seguirán existiendo, seguirán teniendo dos papás y dos mamás y seguirán sin tener los mismos derechos que los demás. Ninguno de los sectores políticos que se oponen a la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo sabría explicar por qué no quiere que esos chicos tengan obra social o hereden, por ejemplo. Entonces, hacen de cuenta no saben que los gays y lesbianas ya podemos adoptar, hacen de cuenta que no saben que esos chicos existen y desvían la discusión para otro lado, mintiendo sobre lo que dice la ley y lo que reclamamos cambiar.

—¿Y esos niños no van a ser homosexuales?
—Si lo fueran, no habría nada de malo en ello, ya que la orientación homosexual no es ni mejor ni peor que la orientación heterosexual, sino simplemente distinta. Esos niños tendrán la orientación sexual que deban tener, más allá de quién los crie. Y las estadísticas, en todo el mundo, demuestran que los porcentajes de niños adoptados por parejas gays cuya sexualidad resulta ser heterosexual u homosexual son los mismos porcentajes que se dan entre los niños criados por parejas heterosexuales. De hecho, la inmensa mayoría de los gays y las lesbianas tienen un papá y una mamá heterosexuales.

Además, Bimbi publica en Crítica una nota llamada


Que maneja la misma idea, aquí un par de ellas:

¿LA ORIENTACIÓN SEXUAL SE ELIGE? Es muy común que algunas personas se refieran a la homosexualidad como una “elección” o “preferencia”. Sin embargo, cualquier heterosexual sabe que no eligió serlo: no hubo un momento de la vida en el que, frente a dos caminos posibles, decidió que le gusten las mujeres o los varones. Simplemente, siempre le gustaron. A gays y lesbianas les sucede lo mismo. Lo que pasa es que todos somos educados desde niños para ser heterosexuales y todos los moldes que nos enseñan, en casa o en la escuela, vienen en formato chico + chica. Entonces, lo que sí les pasa a gays y lesbianas es que en algún momento se dan cuenta de que no encajan en esos moldes. No eligen, sino que descubren que son diferentes de como les habían asegurado que serían. A algunos les lleva más tiempo, porque los prejuicios que rodean la homosexualidad hacen que sea difícil aceptarla. Pero lo que al final sí tienen que decidir es qué hacer con lo que son, si lo esconden o lo dicen, si lo viven con libertad o no. No se elige ser gay o lesbiana, del mismo modo que no se elige ser heterosexual. Pero como los heterosexuales no son discriminados por serlo, no necesitan pasar por un proceso de aceptación de su orientación sexual. Simplemente, siguen adelante sin siquiera darse cuenta.

¿HAY NIÑOS GAYS? Cuando un chico que está en quinto grado llega a casa y cuenta que tiene novia, es probable que lo feliciten. Algunos tienen novia ya en el jardín de infantes. Claro que “tener novia” a esa edad no significa lo mismo que “tener novia” a los quince o a los treinta. La sexualidad está presente desde siempre en nuestras vidas, pero va atravesando distintas etapas en su maduración. Las investigaciones sobre la orientación sexual en general coinciden en que ésta ya está definida cerca de los cinco años de edad. Frecuentemente, luego de haber descubierto su sexualidad, las personas homosexuales comienzan a recordar experiencias de su infancia que lo confirman. Empiezan a darse cuenta de cómo les gustaba ese chico de la primaria y entienden por qué se pusieron celosos cuando su amigo de la secundaria se puso de novio, o por qué les interesaban tan poco las mujeres cuando todos sus amigos no hablaban de otra cosa. Al mandar la homosexualidad al horario de protección al menor, nuestra sociedad condena a los niños, niñas y adolescentes gays y lesbianas a saltearse una etapa de sus vidas y los priva de experiencias que los demás chicos viven naturalmente durante su crecimiento.

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