sábado, 30 de octubre de 2010

Habermas sobre multiculturalismo y migración



Jürgen Habermas publica en el New York Times un Op-ed donde reflexiona acerca del debate que actualmente se da en Alemania sobre multiculturalismo y migración, atizado por el libro de Thilo Sarrazin y el discurso del Presidente Federal, Christian Wulff el día del aniversario de la Reunificación.

Habermas apunta que este debate no se trata de un regreso de la mentalidad de los 30, sino más bien del debate renovado de la migración de personas que en la década de los 90 inmigraron a Alemania desde la ex-Yugoslavia. El cual estaba además permeado por el debate interno de la reunificación y el fortalecimiento de los valores de la Ley Fundamental.

Habermas critica la idea del leitkultur y la imposición de la cultura:
To the present day, the idea of the leitkultur depends on the misconception that the liberal state should demand more of its immigrants than learning the language of the country and accepting the principles of the Constitution. We had, and apparently still have, to overcome the view that immigrants are supposed to assimilate the “values” of the majority culture and to adopt its “customs."
That we are experiencing a relapse into this ethnic understanding of our liberal constitution is bad enough. It doesn’t make things any better that today leitkultur is defined not by “German culture” but by religion. With an arrogant appropriation of Judaism — and an incredible disregard for the fate the Jews suffered in Germany — the apologists of the leitkultur now appeal to the “Judeo-Christian tradition,” which distinguishes “us” from the foreigners.

Sin embargo, dice Habermas, el problema central es que ante la falta de opciones políticas basadas en ideas, la presencia de candidatos carismáticos que llenan el debate público con sus vestidos y sus historias personales, tanto en Alemania como en Europa, al mezclarse con una comprensión limitada de lo que es la democracia (habla sobre el caso Stuttgart) da como resultado el silencio del proceso deliberativo, lo que en este caso se traduce en una mayoría que pretende imponer su cultura a una minoría.
The question is this: Does participation in democratic procedures have only the functional meaning of silencing a defeated minority, or does it have the deliberative meaning of including the arguments of citizens in the democratic process of opinion- and will-formation?
Habermas concluye con un llamado que, dice, Estados Unidos ha superado en cierta medida con la llegada de Barack Obama:
What is needed in Europe is a revitalized political class that overcomes its own defeatism with a bit more perspective, resoluteness and cooperative spirit. Democracy depends on the belief of the people that there is some scope left for collectively shaping a challenging future.
Y podemos quedarnos también con ésta, como reflexión para México de cara al 2012.

Aquí una nota mía sobre Jürgen Habermas

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