martes, 13 de septiembre de 2011

Treinta y Siete Grados

Mi último texto en Treinta y Siete Grados:

Reflexionaba con varias personas sobre los muy lamentables y condenables hechos de Monterrey (sobre ello escribí una opinión por acá), especialmente sobre el uso de la palabra “terrorismo” en el discurso oficial. Mi parecer es que el Ejecutivo -o quien le escriba los discursos- confunde el adjetivo terrorífico o [acto] que aterroriza con “terrorismo” y que ante el discurso de Calderón no asombraban las declaraciones de Fox, pues “si un Presidente habla de terrorismo, luego entonces no es incorrecto que un ex-Presidente sugiera negociar y una ley de Amnistía”.

Mis reflexiones en voz alta provocaron un intercambio con Rafael Robles Scott quien escribe siempre interesantes notas sobre el tema en Gurú Políticoy es profesor e investigador en los temas de Seguridad Pública y Políticas de Seguridad.

Y más tarde con mi padre, penalista, profesor y académico de la Academia Mexicana de Ciencias Penales quien ha dedicado su vida a estos temas.

Mi padre, que sufre del mismo mal que yo -escribe y escribe- (pero no se anima a tener un blog, ni a tuitear), me manda este texto que comparto en esta columna pues pienso que la reflexión es muy pertinente.


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