jueves, 5 de febrero de 2009

92 años Constitución Mexicana


Hoy 5 de febrero nuestra Constitución Política cumple 92 años de vigencia.
Hace 8 años, el entonces nuevo Presidente, Vicente Fox, pronunció un discurso en el que se planteaba renovar la Constitución, la necesidad de revisar en su totalidad la Ley Fundamental del país para darle un nuevo cauce a las relaciones entre el Estado y los gobernados y entre los poderes del Estado, para darle coherencia y sobre todo normatividad. Las palabras se las lleva el viento y la reforma del Estado ha estado como un fantasma siempre entre las oficinas de nuestro Gobierno. Se hacen, como siempre, reformas pareceladas que quitan coherencia a la Constitución, que es de por sí ya una revisión de la de 1857. Ver aquí

Esta fue una colaboración en aquél 2001 para Infosel Legal. Durante la transición de 2000, se realizaron foros y mesas de trabajo para plantear una reforma del Estado. Se invitó a académicos, especialistas y políticos de todos los colores y se reflexionó acerca de la imperiosa necesidad de revisar y adecuar nuestra Constitución a los nuevos retos. Se publicaron sendos estudios. Entre ellos, el de Porfirio Muñoz Ledo, quien encargado de este tema entre julio y diciembre, realizó una importante labor de consulta y preparación de propuestas con académicos y personalidades, existe una publicación con las propuestas.
El ego enorme del Presidente Fox chocó con el no menos grande de Muñoz Ledo. Muñoz Ledo acabó en Bélgica, y nuestra Constitución quedó intacta, con algunos remaches menores que la hicieron más frankensteiniana.

Hoy no solo le falta normatividad y coherencia, es ultrajada por cínicos del PVEM que quieren re-reformarla para instalar de nuevo la pena de muerte. Como si reformar la Constitución fuera el método ordinario de su actualización. La reforma debe ser extraordinaria, debe ser el caso extremo. No la orden del día de cada jueves, ni la ocurrencia de un partidito político para alcanzar la meta y salvar los viáticos para irse a Mónaco a tomar champagne.

El Problema del Constitucionalismo Mexicano
Autor: Geraldina González de la Vega
2001
El florecimiento de las ideas liberales en el siglo XVIII, gracias al enciclopedismo francés y su influencia en América, produjo las dos Revoluciones más importantes en la historia del constitucionalismo: La Revolución Francesa y la de los Estados Unidos. La ideología liberal tuvo como fundamento la proclamación de los Derechos del hombre y la soberanía que radica en el pueblo, que más tarde serían reflejadas en la instauración del Estado Liberal, que conjugó un nuevo concepto de poder y pronto erradicó las tradicionales monarquías europeas y el colonialismo en América.
En México, las ideas liberales fueron introducidas por las tropas extranjeras y por los masones, cuyas doctrinas cobraron gran auge a finales del siglo XVIII y provocaron numerosas conspiraciones que no se hicieron esperar y culminaron en la Guerra de Independencia en nuestro país. México, desde aquellos años, ansía un Estado donde la soberanía radique en el pueblo, en el que los Derechos Fundamentales estén reconocidos y protegidos por medio de una norma superior y en el que exista una verdadera división de poderes. Por ello, desde 1814 en que se crea la Constitución de Apatzingán se proclama la libertad de la América Mexicana y se establecen diversos principios políticos que irían trazando el Nuevo Estado Mexicano.
México ha ensayado diversos modelos de Estado y de sistemas políticos a lo largo de su historia constitucional, ha pasado por República Federal, Imperio, República Centralista y Dictaduras de facto. Lo cierto es que, el sentimiento constitucional mexicano no ha podido arraigarse, pues se ha pensado que a cada gran cambio social y político prosigue una nueva Ley Fundamental. Si bien es cierto, la ruptura constitucional es un hecho innegable, la necesidad del pueblo de darse una nueva Constitución, de exigir un nuevo orden normativo y la creación de nuevas instituciones de gobierno, es un derecho que a lo largo de dos siglos ha venido ejerciendo el pueblo de México y que ha dibujado la historia Constitucional de nuestro país como un mapa de luchas por la democracia.
Actualmente, México pasa de nuevo por un cambio político y social, lo cual ha llevado a considerar un nuevo cambio constitucional:
"En Apatzingán, Morelos inició un proceso constitucional del que nos sentimos orgullosos, que nos llevó a adoptar el sistema republicano y federal en 1824; el Estado laico en 1857 y las reivindicaciones sociales en 1917, ¡Cada Constitución ha señalado el principio de un nuevo ciclo histórico!............La prueba irrefutable de que el ordenamiento constitucional ha sido rebasado, es el número y frecuencia de sus reformas. Podríamos hacer como don Venustiano Carranza: un recuento de los incumplimientos, de las deformaciones y de las adulteraciones consentidas en el texto constitucional. Precisamente uno de los argumentos esgrimidos en 1916 para convocar al Constituyente, fue que la Carta de 1957 había sido modificada en 49 artículos. Parece hoy igualmente concluyente el que se hayan superpuesto casi 400 reformas a la Constitución de 1917.........."
(palabras del Presidente Vicente Fox en el 84 aniversario de la CPEUM)
Pareciera irónico que en el 84 aniversario de nuestra Constitución, se convoque a la creación de una nueva, ignorando su supremacía y normatividad a lo largo de casi todo el siglo XX. Habrá también que aceptar que las más de 400 reformas que nuestra Ley Fundamental ha sufrido, han llevado a desvirtuar a la Norma y a comprenderla como un "Programa de Gobierno", más que como la Norma Fundamental del Estado mexicano.
Fernández Segado explica lo que el llama "la superficialidad del constitucionalismo español" a través de la ausencia de un Estado fuerte, la inexistencia de una clara diferenciación entre el poder social y el poder gubernamental y el carácter partidista de las constituciones, que se limitaban a reflejar el programa político del partido con mayor fuerza en la Asamblea Constituyente lo que se tradujo en la reticencia de las restantes fuerzas políticas a aceptar como Ley Fundamental común la que consideraban elaborada por un solo partido y en su exclusivo beneficio. Consideramos que el constitucionalismo mexicano, no se encuentra muy lejos de la postura de Fernández Segado, el hecho de que hoy se pretenda un cambio constitucional se debe a la superficialidad con que políticos y juristas han actuado nuestra Ley Fundamental.
Al principio, la Constitución fue concebida como el límite al poder público, como la garantía de los derechos del hombre y el pacto social que el pueblo arreglaba para dirigir su Estado hacia un Estado Libre. Poco a poco se fue comprendiendo la necesidad de que la Constitución, además, fungiera como la Norma de Normas, como la fuente del ordenamiento jurídico y de esta forma se concibe a la Ley Fundamental como el vínculo de supremacía y de normatividad.
El problema del constitucionalismo mexicano del siglo XX se encuentra en el fuerte presidencialismo –de hecho y de Derecho-, pues al no existir una verdadera división de poderes, el control constitucional de interpretación y producción de normas subconstitucionales, así como el de reforma recayó en el Ejecutivo, de manera que se le concedió un enorme poder político al adecuar e interpretar la Constitución con ánimo legitimador. El Ejecutivo rompió el vínculo de supremacía y normatividad constitucional al no respetarlo y no tener límites para su adaptación, por ello durante varios años gozó de un enorme poder político en el orden jurídico-constitucional. La producción de normas, la aplicación y la interpretación, fueron controlados por un Presidencialismo fuerte que controló a los Poderes Legislativo y Judicial, haciendo de la Constitución una norma ordinaria que podía ser cambiada y transformada dependiendo de las circunstancias.
El problema que la Constitución de 1917 enfrenta entrando al siglo XXI es el de su legitimidad y eficacia, ciertamente, la Norma Suprema de nuestro país carece de normatividad pues el sentimiento constitucional mexicano ha sido conducido de una manera equivocada. Si bien es cierto que Carranza convocó a un Constituyente en 1916 por encontrar serias deficiencias normativas en la Constitución de 1857, habrá también que decir, que el ánimo que llevó a Carranza a convocar a dicha asamblea no fue la de crear una nueva Constitución, sino de revisar y reformar la de 57 . Entonces, ¿qué futuro le espera a la Constitución de 17? Creemos que sí es indispensable una revisión, pero también creemos que la eficacia constitucional se encuentra directamente en el sentimiento constitucional de ese Estado, es decir, de sus gobernantes y de su pueblo.
La eficacia constitucional no se encuentra creando otra suponiendo su perfección, la comprensión de ese vínculo de supremacía y normatividad que la Constitución crea es el orden constitucional que un pueblo espera, pero mientras ese pueblo no viva en Constitución y sus gobernantes no ejerzan el poder en Constitución, no habrá Constitución perfecta que asegure un Estado Constitucional Democrático.
Originalmente publicado aquí
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Efemérides:
El 5 de febrero de 1917 fue aprobada en Querétaro y promulgada por el entonces Presidente Venustiano Carranza. La Constitución de 1917 reforma a la de 1857. Nuestra Constitución de 1917 fue la primera constitución de la historia que incluye derechos sociales, dos años antes que la Constitución alemana de Weimar en 1919.
La CPEUM entró en vigor el día 1 de mayo de 1917. El Congreso Constituyente se reunió en la ciudad 1 de diciembre de 1916 por medio de un Decreto de convocatoria de fecha 19 de septiembre del mismo año.


Las ideas de Patria y Nación en la Revolución de 1910-1917 de Enrique Florescano
Otros trabajos míos sobre nuestra Constitución aquí y aquí
Trabajos de otros autores recomendados sobre la Constitución Mexicana aquí y sobre el Constitucionalismo aquí y aquí

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