La helada primavera alemana
Este fin de semana las relaciones entre los tres partidos (CDU/CSU y SPD) que forman la Gran Coalición que gobierna Alemania se han puesto verdaderamente heladas. Todos se han dado puñaladas por la espalda y como niños de primaria, patadas por debajo de la mesa. Todo comenzó con los reclamos que han venido haciéndole a Angela Merkel desde sus propias filas y desde las socialdemócratas: que no puede gobernar, que no sabe mandar, que se ha convertido en una coordinadora y no jefa de gobierno, que se ha corrido a la izquierda, que pacta demasiado, compromete los valores de la Unión, que no representa a las bases de la Unión, que no se pone la camiseta del partido, que no quiere bajar impuestos, que no sabe qué hacer, que no reacciona correctamente ante la crisis, que no hace lo que Obama quiere, y un larguérrimo etcétera. Aunada a la crisis financiera y económica, vino el asunto de Ratzinger y el padre Williamson que niega el Holocausto, la nominación de la nueva presidenta de los desplazados, la política de salud y por supuesto la crisis de Opel. Angela Merkel, atada a la coalición no ha reaccionado como muchos quisieran y ahora está pagando las consecuencias. Con su sistema científico de prueba y error, Merkel no satisface las exigencias de una política de crisis, y ahora sus huestes y las de la oposición están bastante histéricas. Y aunque las campañas comienzan oficialmente hasta el verano, los partidos de la Gran Coalición ya están hartos de este matrimonio forzoso y les urge el divorcio. Era de esperarse entre la Unión y el SPD, pero no entre las hermanas CDU/CSU. Seehofer debe calmarse y apoyar a Merkel sino quiere perder más puntos con el FDP de Westerwelle.
Hace unos días Steinmeier, candidato por el SPD y actual ministro de exteriores, dijo en Rüsselsheim a los trabajadores de Opel que el Gobierno los ayudará a salir adelante. A ésta declaración respondió fuertemente Schäuble, actual ministro del interior y miembro de la CDU, diciendo que era una irresponsabilidad decir eso, que Steinmeier no puede prometer algo que no podrá cumplir y que esa no es la posición de la Gran Coalición. Münterfering, presidente del SPD, salió a defender a Steinmeier y llamó a Merkel a gobernar, mientras tanto Seehofer desde Munich, presidente de la CSU hermana bávara de la CDU, se refirió a Steinmeier y los demás socialdemócratas "pues si no les gusta, sálganse de la coalición". Las patadas no terminaron allí, pues resulta que el ministro de tráfico, Wolfgang Tiefensee del SPD y el ministro de la cancillería, Thomas de Maizière de la CDU, también entraron al pleito. Tiefensee reclama a de Maizière el haberse metido en el área de su competencia al opinar sobre la privatización del DBahn (sistema ferroviario).
Los dimes y diretes alemanes andan a todo lo que da, tanto que Angela Merkel se ha decidido a aparecer, hoy domingo, en la televisión. El programa designado será la mesa de debate de Anne Will de la ARD que aparece todos los domingos por ahí de las 21 horas, una hora dará la canciller alemana a la entrevistadora para que pregunte lo que quiera, intentando subsanar la histeria de los barones de la Unión y los aguerridos socialdemócratasy plantear su posición, pero sobre todo calmar a los ciudadanos que leen y ven un gobierno poco unido y bastante desorganizado. Quedan 6 meses de gobierno, y Angie tiene que poner en orden a su Kinder, ministros y líderes de partido se comportan como niños sin guía, así que es hora de que les ponga a todos sus orejitas de burro, los siente en la esquina y les enseñe quien manda. Faltan 6 meses de crisis, y Alemania necesita gobierno, no telenovelas.
Mañana les contaré qué dijo Merkel en Anne Will.
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