La Tribuna de El País publica hoy un texto interesante sobre el aniversario de la ampliación europea hacia Europa Central y la apertura de la frontera Húngara en mayo de 1989, lo que propició que en noviembre de 1989 cayera definitivamente el muro de Berlín. Este 2009 se festeja su 20. Aniversario.
JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA
Agridulce aniversario
"Cuando este año celebremos el 20º aniversario de la caída del muro de Berlín, es decir, del comienzo del siglo XXI, conviene recordar que en la práctica todo comenzó en los astilleros polacos de Gdansk cuando unos pocos sindicalistas perdieron el miedo. Y, a todos los efectos, terminó cuando las autoridades húngaras decidieron, el 2 de mayo de 1989 (hace 20 años), desmantelar las alambradas en ocho kilómetros de su frontera con Austria, lo que permitió a miles de alemanes orientales huir en masa. En sólo tres meses, por ese pequeño agujero, el bloque soviético se disolvió como un azucarillo.
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Por eso, este 1 de mayo ha sido un aniversario agridulce: dulce porque Europa está unida y en paz después de un terrible siglo XX, pero agrio, porque son pocos los que saben lo que tienen que celebrar, muchos los que consideran a los nuevos miembros como una rémora y demasiados los que están dispuestos a aceptar que siga habiendo europeos de primera (miembros privilegiados del euro y otras políticas) y de segunda (cuya integración sigue incompleta)."
Y yo agregaría que este desfase entre Europa occidental y Europa oriental se vive todavía en Alemania, en donde los habitantes "originales" de la RFA ven como lastre los 5 estados que se unieron a ella en 1990 al disolverse la RDA.
lunes, 4 de mayo de 2009
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