lunes, 11 de mayo de 2009

el triste regreso de Helmut Kohl


Alemania acostumbrada a esa imagen fuerte de su ex-canciller Helmut Kohl, quien gobernara entre 1982 y 1998, primero una parte de Alemania, después las dos unidas, sufrió un shock el fin de semana al ver, después de un año de ausencia al ex-canciller. Kohl un hombre corpulento y alto, sufrió en 2008 una fuerte caída después de una operación en la rodilla, desde entonces no había vuelto a aparecer. Ahora se sabe que esa caída no fué un mero tropezón, Kohl quedó tirado moribundo durante dos horas sin que nadie lo encontrara. Sufrió un trauma cráneo-encefálico, durante días debatió entre la vida y la muerte. En mayo pasado se anunció que Helmut Kohl se casaba en la clínica de rehabilitación con su pareja Maike Richter. Su esposa Hannelore se quitó la vida en julio de 2001, después de varios años de haber sufrido de fotoalergia.
El sábado, Kohl recibió el premio "Hanns-Martin-Schleyer" en la ciudad de Stuttgart.
Alemania y el mundo conservan la imagen de ese canciller que con una gran visión se impuso ante el poderío comunista y logró posicionar a Alemania como una confiable y fuerte aliada en Occidente, el canciller que sí logró lo que Adenauer y Brandt también soñaban: la unificación alemana. Kohl, quien más que un político carismático pasó por un político necio y conservador, aliado de los Estados Unidos, pero que ganó elección tras elección durante 4 periodos hasta que fué vencido por el encantador socialdemócrata, Gerhard Schröder.
Kohl, el padre de la reunificación y el primer canciller de la Alemania unificada es representado por muchos entre el chiste y la realidad, como la sombra gigante que abraza a Alemania.
Podrá uno no estar de acuerdo con su ideología o con sus formas, pero una cosa es clara, Kohl fué un canciller de convicciones fuertes: la reunificación alemana y la integración europea fueron sus grandes proyectos desde que se sentó en la Cancillería en Bonn. Ambas basadas en una Alemania fuerte, presente internacionalmente pero pacífica y cooperadora. Y Kohl logró imponer esas dos convicciones.
Odiador de los Verdes, machacador del arrepentimiento alemán y de la búsqueda de un nuevo resurgimiento internacional, Kohl fué un canciller difícil. Pragmático en sus relaciones con el Este, Kohl buscaba sentarse en la mesa con Honecker, Líder de la RDA y mostrarle que tenían más en común ellos, que la RDA con la URSS. Muchos de los escándalos relacionados con su persona y su gobierno se deben en gran medida a sus opciones maquiavélicas: el fin era a veces más valioso. La re-unificación, la integración a Europa. Oportunista y calculador, cristiano y conservador, Kohl es hoy el papá que sobrevive de la Unión DemócrataCristiana (CDU), el "último de los mohicanos", y esa imagen del fin de semana, de un Kohl viejo y sentado, da a al partido y a muchos alemanes, una sensación de orfandad.

En 1999, Angela Merkel -hija política de Kohl- y Secretaria General del partido en aquella época, escribió en el Frankfurter Allgemeinen Zeitung sobre el fin de la era Kohl, pues tuvo que separarse de su padrino "como quien en la pubertad se debe desprender de su casa y tomar su propio camino, pero siempre estará allí, porque le ha influído de una forma duradera, quizá después más que ahora".

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