Hoy @genarolozano escribe en su siempre interesante Blog una entrada valiente que me arrancó un par de lágrimas. Le copio aquí cuatro párrafos a manera de prueba, vayan y léanlo, porque por ahí todavía hay quienes creen que las preferencias sexuales de la comunidad LGTB son una buena razón para discriminarlos y robarles derechos que son suyos; y son suyos porque son seres humanos, como tú y como yo.
Genaro dedica su nota a Ana:
De mis padres aprendí muchas cosas. Aprendí que la dedicación y el esfuerzo pagan, que hay que tener empatía con quien es distinto y opina diferente, que hay que ser generoso, entre otras cosas.
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En el 2006 pensé que sí quería ser papá. Me moría de ganas de tener una hija a la que en mi mente y en mi corazón le había puesto el nombre de Ana. Me moví sin platicarlo con mi novio para ver qué opciones había. Me acerqué a una inteligente, guapa, honesta y querida amiga lesbiana a preguntarle su opinión. Ella sólo se rió. Pensé luego en ver el sistema de adopciones del DIF y empecé a ver los procedimientos. Me desanimó el largo, tedioso y casi imposible proceso para adoptar a un menor en México. Platiqué con mi novio y él en ese momento no quería.
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Yo querría que nuestra hija se llamara Ana; él no me ha dicho qué nombre le gustaría. Él querría que nuestra hija fuera desde el kinder a un lugar donde aprendiera inglés; yo querría uno donde aprendiese francés. Para la primaria y secundaria, él seguramente querría que nuestra hija fuera al Moderno Americano; yo al Liceo Francés.
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Los derechos LGBT son derechos humanos y los derechos humanos no se someten a referéndum ni a consulta pública, como dijera el Maestro Emilio Álvarez Icaza hace unos años con relación a la lucha por las Sociedades de Convivencia.
viernes, 18 de diciembre de 2009
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