Comparto la idea de Blanca, claro la maternidad es una cuestión que festejar, pero porque se trata de una decisión individual, no porque se trate de un don ni de una contribución a la comunidad, nada más faltaba que nuestro cuerpo estuviera a la disposición de los demás.
Día de la madre, imposición patriarcal, señala InMuDF. En el marco de la celebración del Día de las Madres, el Instituto de las Mujeres del GDF hizo un llamado a la población al cuestionar el papel que la sociedad ha impuesto a las féminas a los largo de los años, en especial el de ser madres abnegadas, sumisas y al servicio de los otros, y frívolamente ser festejadas un día al año. (Sol, Uno, 09/05/10)
10 de mayo IMPOSICION O FESTEJO
Por: Blanca García Sánchez
En México el 10 de mayo se realiza un homenaje por “el Día de la Madre”. Esta fecha es una buena ocasión para reflexionar sobre el hecho de que mientras unos grupos de mujeres festejan su libre decisión de tener hijos, otros sufren la imposición de maternidad, sea ésta por coacción del Estado o por presiones de Grupos Conservadores que recurren al poder e intervienen en temas de orden público como el aborto. De esta manera, podemos observar como el Estado Mexicano no ha conseguido liberarse en su totalidad de la Iglesia ya que la misma tiene voz que causa impacto en el legislador – al crear o modificar nuestra ley – pretendiendo que sus exigencias morales sean ordenanza expresa en códigos penales, aspirando que la Constitución fortalezca la postulación exclusiva de estos grupos y asumiendo que el Derecho se crea únicamente para generar reglas de comportamiento.
Cualquier mujer es propensa a un embarazo no deseado, profesionistas, amas de casa, niñas, las víctimas de violación, incesto, cuando fallan los métodos anticonceptivos etc., los supuestos son diversos, serán catalogadas como criminales, mujeres buenas o malas y entre estos dos conceptos hay una línea muy delgada.
En consecuencia, me parece que como sociedad debemos percibir que si bien es cierto la moral y el derecho son dos tipos de regulación o norma que se dirigen a la conducta humana, es el sistema jurídico el que se crea con el fin de proteger prerrogativas y no imponer una opción de vida, asignando una maternidad forzada, tolerando el poderío del aparato jurisdiccional, obteniendo como resultados el sometimiento, menoscabo, exclusión y señalamientos inquisidores por una sociedad de doble moral. La decisión de procrear es única de la mujer. Ella debe discernir, evaluar las alternativas, su estado físico, emocional y económico, razonando su voluntad, asumiendo beneficios o consecuencias de su decisión. La autodeterminación tendrá que prevalecer mientras que la religión y la imposición del Estado deberán quedar fuera.
Por lo tanto, la controversia no debe versar sobre el derecho de interrumpir el embarazo o llevarlo a su fin, si éste es íntegro o inmoral. El punto de impugnación es la imposición del Estado de determinar el destino y fin de un ser humano denominado MUJER. Por ende, legisladores de los Estados de la República deben comprender que un sistema jurídico debe tener como condición no dictar ninguna voluntad particular determinada por convicciones únicas o egoístas, con carácter puramente racional, libre de cualquier peculiaridad, como ley universal.
Día de la madre, imposición patriarcal, señala InMuDF. En el marco de la celebración del Día de las Madres, el Instituto de las Mujeres del GDF hizo un llamado a la población al cuestionar el papel que la sociedad ha impuesto a las féminas a los largo de los años, en especial el de ser madres abnegadas, sumisas y al servicio de los otros, y frívolamente ser festejadas un día al año. (Sol, Uno, 09/05/10)
10 de mayo IMPOSICION O FESTEJO
Por: Blanca García Sánchez
En México el 10 de mayo se realiza un homenaje por “el Día de la Madre”. Esta fecha es una buena ocasión para reflexionar sobre el hecho de que mientras unos grupos de mujeres festejan su libre decisión de tener hijos, otros sufren la imposición de maternidad, sea ésta por coacción del Estado o por presiones de Grupos Conservadores que recurren al poder e intervienen en temas de orden público como el aborto. De esta manera, podemos observar como el Estado Mexicano no ha conseguido liberarse en su totalidad de la Iglesia ya que la misma tiene voz que causa impacto en el legislador – al crear o modificar nuestra ley – pretendiendo que sus exigencias morales sean ordenanza expresa en códigos penales, aspirando que la Constitución fortalezca la postulación exclusiva de estos grupos y asumiendo que el Derecho se crea únicamente para generar reglas de comportamiento.
Cualquier mujer es propensa a un embarazo no deseado, profesionistas, amas de casa, niñas, las víctimas de violación, incesto, cuando fallan los métodos anticonceptivos etc., los supuestos son diversos, serán catalogadas como criminales, mujeres buenas o malas y entre estos dos conceptos hay una línea muy delgada.
En consecuencia, me parece que como sociedad debemos percibir que si bien es cierto la moral y el derecho son dos tipos de regulación o norma que se dirigen a la conducta humana, es el sistema jurídico el que se crea con el fin de proteger prerrogativas y no imponer una opción de vida, asignando una maternidad forzada, tolerando el poderío del aparato jurisdiccional, obteniendo como resultados el sometimiento, menoscabo, exclusión y señalamientos inquisidores por una sociedad de doble moral. La decisión de procrear es única de la mujer. Ella debe discernir, evaluar las alternativas, su estado físico, emocional y económico, razonando su voluntad, asumiendo beneficios o consecuencias de su decisión. La autodeterminación tendrá que prevalecer mientras que la religión y la imposición del Estado deberán quedar fuera.
Por lo tanto, la controversia no debe versar sobre el derecho de interrumpir el embarazo o llevarlo a su fin, si éste es íntegro o inmoral. El punto de impugnación es la imposición del Estado de determinar el destino y fin de un ser humano denominado MUJER. Por ende, legisladores de los Estados de la República deben comprender que un sistema jurídico debe tener como condición no dictar ninguna voluntad particular determinada por convicciones únicas o egoístas, con carácter puramente racional, libre de cualquier peculiaridad, como ley universal.
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