miércoles, 6 de enero de 2010

Respuesta a Arturo Peón/ límites libertad de expresión

Comentario de Arturo Peón:
Gera:

Comparto tu perspectiva y argumentos.

Me parece además que articulas de forma muy amplia y suscinta el asunto.

Hay una cuestión sobre la que me gustaría que elaboraras un poco más, pues desconozco los detalles del caso (y probablmente radican en el tipo de intervención que hizo el cardenal), y me interesaría además saber cómo articulas la diferencia:

¿Cómo la postura del cardenal Rivera y su solicitud de "defender el modelo de matrimonio y familia tradicional" (que en el artículo condenas), difiere de las expresiones homofóbicas de Arce o de las expresiones de Westergaard (que defiendes)?

¿No caerían en todo caso en la misma categoría de prejucio en la escala de Allport?

¿Por qué a uno lo harías responsable por las potenciales consecuencias de su dicho, mientras a los otros los justificas?

Saludos,

Arturo Peón

Mi respuesta:
Arturo, gracias por tus comentarios. Tienes razón, no abundé en el tema de la Iglesia porque lo que quería era analizar la opinión de Esteban Arce, pero merece una explicación. Primero creo que es válido copiar la nota en donde dice lo que sucedió el domingo aquél en la Catedral:

EL UNIVERSAL El cardenal Norberto Rivera Carrera defendió este domingo la institución de la familia, concedida desde el punto de vista tradicional como la unión de un hombre y una mujer y criticó nuevamente la legalización de los matrimonios homosexuales y la posibilidad que se les dio de adoptar menores de edad.Durante la homilía que pronunció en la misa dominical dijo que además de los ataques de la poligamia y el adulterio, hoy la familia "es agredida en su esencia por la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre el hombre y la mujer hasta el punto de permitir la adopción de niños y niñas".La iglesia enseña que el respeto hacia la personas homosexuales no puede de modo alguno llevar a la legalización de las uniones homosexuales, afirmó el prelado en su mensaje."El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad", dijo y aseguró que reconocer legalmente estas uniones o equipararlas al matrimonio, significaría ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. Estos valores (la unidad, la indisolubilidad, la orientación hacia la responsable y sana educación de los hijos, la formación de auténticos ciudadanos) son la esencia de la familia. No sólo de la familia cristina, sino de la familia humana en su verdadera dignidad", dijo.
Al término de la misa, la asociación Unión de Voluntares, que agrupa a diferentes organismo católicos leyó un comunicado en el que rechazó decisión de la Asamblea Legislativa de aprobar ala reforma que legaliza las uniones homosexuales y les permite la adopción.En representación de las organizaciones católicas, Guillermo Bustamante, coordinador general manifestó el respaldo de Unión de Voluntares al llamado del cardenal y de la iglesia católica para reprobar la reforma."Cuenta usted de forma incondicional con nosotros para hacer todo lo que está a nuestro alcance para proteger y evitar que este daño profundo e irreversible a nuestras familias ya nuestro niños se haga realidad", dijo. La agrupación puso públicamente en entredicho la legitimidad del Partido de la Revolución Democrática y del jefe de gobierno por promover esta reforma jurídica sin consultar a la sociedad.

Encuentro dos diferencias sustanciales en la opinión de Arce y en el sermón del domingo. La primera me parece que queda clara en la patente diferencia entre una opinión y un sermón, la primera la da un individuo y la segunda la da un representante de la jerarquía de una iglesia con la que los fieles tienen una relación de suprasubordinación. Es claro que la relación entre los fieles de la iglesia católica y los miembros de la jerarquía católica es de esta especie, pues éstos son las autoridades encargadas de guiar la fe y las cuestiones morales de los fieles. De tal forma que la obligación del Cardenal Rivera de no discriminar se basa en la responsabilidad que como autoridad moral tiene. Situación en la que Esteban Arce no se encuentra, no es ni siquiera un líder de opinión como lo serían López Dóriga o Alatorre, por mencionar a los titulares de los noticieros de la noche.
Por otro lado, me parece que se debe diferenciar la premeditación de las opiniones vertidas, hecho que es evidente en el sermón del domingo y que no lo es en las opiniones de Arce.
Por otro lado, la diferencia radica en cuanto al contenido de los dichos, pues mientras que lo dicho por Arce se trata de su opinión personal y que de ninguna forma puede ser entendida como editorial del programa, menos del canal y mucho menos la posición de la televisora. Es evidente en el programa que Arce simplemente vertió su opinión y no persiguió ningún objetivo. Mientras que el sermón del Cardenal sí. La opinión de Arce implica simplemente el rechazo a la homosexualidad per se y por más que nos moleste lo que dijo no tiene consecuencias de otra índole. No creo que el hecho de que la opinión no nos guste sea una justificación para censurarla.

Ahora, lo dicho por Rivera llevaba explícitamente el objetivo de descalificar el matrimonio homosexual y las adopciones homosexuales, la opinión llevaba explícita la llamada a defender tanto el matrimonio como la familia tradicionales, sin que se hiciera un llamado a la no violencia y a los medios legales. Implícitamente el sermón de Rivera llamaba al rechazo de estos matrimonios. Además, el hecho de que se haya dado desde el púlpito, ésta opinión me parece que implica por un lado la opinión de la Iglesia Católica como congregación y el peso que ello conlleva y por otro, y que me parece más importante, el contenido de lo dicho, pues no se trata nada más del rechazo o discriminación de las personas homosexuales sino de las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa. Es decir, lo que Rivera realizó fué el cuestionamiento de normas jurídicas. Rivera rechazó la moralidad de normas que nuestra representación había aprobado. Lo que más peligroso me pareció es que Rivera hablara de una agresión a la familia y al matrimonio por parte de la comunidad LGTB y dado el contexto de la confrontación entre la comunidad LGTB y la comunidad católica (ese día afuera de catedral se encontraba un grupo defendiendo los derechos de la comunidad gay) me parece de una gran irresponsabilidad instigar a los fieles (recordemos que el Cardenal es una autoridad moral) a defender aquello que este grupo minoritario “busca quitarles”.
La diferencia en términos de la escala de Allport es que mientras la opinión de Arce se mantiene en el nivel 1 o de Antilocución, pues es lo que hizo fué seguir los prejuicios de que no son normales (estereotipos); el sermón de Rivera ascendió al nivel 3 de discriminación. Esto es así porque lo que Rivera dijo es que el matrimonio homosexual no es matrimonio, y que que reconocer legalmente estas uniones o equipararlas al matrimonio, significaría "ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad". Esto es, ya no sólo se trata de estereotipar a las personas homosexuales (nivel 1), ni aislarlas (nivel 2), sino de que se está calificando su matrimonio como una afrenta a valores, y eso implica una discriminación y potencialmente brincar al nivel 4 o de agresión física. Tal y como sucedió afuera de la Catedral. La opinión de Arce no me parece que potencialmente pueda tener efecto alguno en términos de la escala.

Ahora, debo reiterar que la Iglesia está en su derecho de opinar y desafiar legalmente la reforma. Más no considero que sea responsable que una autoridad moral diga que el matrimonio homosexual es una agresión, pues cualquiera sabe que a una agresión se puede responder con otra, después de todo es legítima defensa no? Las palabras pesan, por eso hay que ser cuidadosos con ellas.

Gracias Arturo. Saludos!

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