Hoy el diario El País publica en opinión Certezas sobre el velo, argumento que me parece hay que incluir en el debate.
J. LUIS LÓPEZ DE GUEREÑU POLÁN - Pontevedra - 28/04/2010
¿Por qué puede un chico, o una chica, llevar gorra al instituto y no una niña un velo en la cabeza? ¿Por qué una monja católica puede llevar la cabeza tapada en un hospital, en un centro educativo -los hay regidos por monjas-, en un centro estatal de cualquier tipo, y no una niña, sea o no musulmana?
Hace unos años las adolescentes españolas se cubrieron la cabeza con una pieza de tela triangular; luego pasó la moda. ¿Qué es eso de que el velo es un símbolo de sumisión? Lo será para una determinada forma de pensar, pero no para otra, que en uso de su libertad debe ser respetada.
Lo que es sumisión es que una mujer gane un sueldo menor que un varón en la misma categoría profesional... y esto lo tenemos a la vuelta de la esquina. En nuestra sociedad occidental podemos pasar de la Inquisición o el nazismo a ser más papistas que el Papa.
Sigamos por el camino de soliviantar los ánimos de quienes desean integrarse en nuestra sociedad -las escolares musulmanas con velo en la cabeza- y daremos alas a los que quieren empotrar aviones contra los rascacielos. Otra cosa es taparse la cara, lo que impide la identificación inmediata en cualquier momento, por ejemplo, ante la potencial comisión de un delito. Pero una cara -joven o vieja- visible y con velo en la cabeza o sin él, debe ser algo hermoso y no un pretexto para que algunos saquen pecho de progresistas. Seriedad, por favor.
También Rosa Pereda escribe "A favor de la alumna"
"No: los derechos humanos, que son individuales y universales, están absolutamente por encima de la voluntad normativa de los padres, enseñantes y propietarios de los centros.
Si son de titularidad pública, no deberíamos ni discutirlo. No se debería haber planteado. Porque abre un debate oportunista y lo hace vulnerando lo importante: el derecho de las chicas musulmanas y observantes a la educación pública. El mismo derecho que se vulneraría si se impidiera a las monjitas tocadas, asistir, como asisten, a la Universidad.
Es un tema de identidades y de pertenencias religiosas, que es absolutamente legítimo -igual de legítimo que el de no adscribirse a ninguna- y que las instancias públicas, aconfesionales y laicas, tienen que proteger y garantizar.
Los ciudadanos tenemos libertad para pertenecer y practicar la religión que nos parezca oportuna, o para no practicar ninguna. Y no tenemos por qué ocultarlo. Como decía hace pocos días Amelia Valcárcel en estas mismas páginas, la religión es privada, pero no clandestina. Los alumnos pueden llevar cruces o solideos o velos, claro que sí. Y el espacio público les respeta a todos, y les enseña, es su primera y principal enseñanza, a respetarse entre ellos. Sabiendo quiénes son.
Por eso el tema del velo no puede relacionarse con el de las señales religiosas en las instituciones públicas: los crucifijos en las aulas, los hospitales o los juzgados, por ejemplo. El Estado -y los centros educativos públicos son Estado- es aconfesional. Así que no a los crucifijos, medias lunas o estrellas de David en el aula pública. Sólo los símbolos civiles, que son símbolos comunes."
miércoles, 28 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario