Tomemos dos ejemplos:
Uno es el caso de la periodista Lydia Cacho ante la SCJN y otro es el caso de la chica de 13 años que había sido obligada a desnudarse para ser registrada por drogas en Arizona ante la SCOTUS.
En el primer caso, la periodista fue privada de su libertad en Cancún y conducida por carretera en un automóvil con policías judiciales durante más de 10 horas hasta la ciudad de Puebla. Cualquier mujer sabe lo que implica esto, por eso sorprendió tanto a la opinión pública que las dos ministras votaran en contra del Proyecto del ministro Silva Meza. Si no me equivoco, la ministra Sánchez Cordero inclusive comentó algo como que "no era para tanto." Bueno, ninguna mujer quiere estar en un auto secuestrada por policías judiciales bajo el mando del "Gober precioso"... Pero más allá de esto, se trata de una privación ilegal de la libertad, de la amenaza a la integridad de la Sra. Cacho. Si un hombre no puede percibir el terror que da esta situación, una mujer sí puede. Y a esto me refiero con empatía. La gravedad del asunto no es una cuestión de simpatías, es una cuestión de una ciudadana amenazada por la autoridad.
En el segundo caso, la menor de 13 años fué obligada a desnudarse frente a policías para ser registrada por posesión de drogas, durante la audiencia, los jueces de la Corte de Estados Unidos minimizaron el hecho a lo que la jueza Rith Bader-Ginsburg respondió "se nota que ustedes nunca fueron una niña de 13 años". Asimismo, la jueza Ginsburg, durante la época que estuvo como única mujer en la Corte, fue líder en las discusiones sobre el tema en donde se requiere un punto de vista femenino, por ejemplo también en el caso de discriminación por embarazo o inequidad en el salario. La jueza dijo que la falta de balance tiene consecuencias reales, aunque no totalmente obvias:
"You know the line that Sandra [O'Connor] and I keep repeating … that 'at the end of the day, a wise old man and a wise old woman reach the same judgment'? But there are perceptions that we have because we are women. It's a subtle influence. We can be sensitive to things that are said in draft opinions that (male justices) are not aware can be offensive." The differences between male and female justices, she said, are "seldom in the outcome." But then, she added, "it is sometimes in the outcome."
Por otro lado, a propósito de la designación de Elena Kagan, la revista Slate publicó una interesante nota en donde menciona que tres es el "número mágico" para que haya representatividad de las mujeres en un grupo que toma decisiones. De nuevo menciona la promoción que la jueza Ginsburg había hecho para que nominaran a más mujeres ala Corte. Y es que no se trata de tener una sola visión del mundo, como supongo en el caso de la Corte de Estados Unidos, no la tienen Ginsburg, Sotomayor y Kagan, pero sí un punto de vista distinto al de sus colegas hombres.
Interesante tema para conversar con las ministras Sánchez Cordero y Luna Ramos. Qué opinarían sobre una mujer más en el selecto grupo de 11?
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