lunes, 5 de diciembre de 2011

Discutamos sobre Talk Shows

Mi entrada pasada tuvo como origen un breve intercambio en twitter, escribí que me incomoda que el Estado sancione por expresarse, ya sea comentando algo (como el presentador Esteban Arce que dijo que "la homosexualidad no es normal") ya sea por el contenido de un programa (como el de Laura Bozzo). Alguien me respondió que era deber de el Estado (de acuerdo con la Ley de Radio y Televisión) sancionar contenidos pues Televisa opera bajo una concesión. Que es deseable que el Estado controle el contenido de los programas, para que éstos sean de calidad y no "basura".
Pienso que los casos de libertad de expresión -y me atrevería a decir que más que ningún otro caso de colisión de principios- es verdaderamente difícil establecer reglas generales. Este asunto surgió también cuando los comentarios de Arce que fueron seguidos por los del Cardenal Rivera, los que desde mi punto de vista sí deben ser limitados por tratarse de una autoridad moral. Ver mi texto acá.


Con justa razón Heber Joel Campos escribe en su blog que:


El problema viene, sin embargo, cuando nos ponemos a pensar si, en efecto, un programa como el de Laura Bozzo en verdad no atenta contra derechos de terceros. Discriminar, digamos, no es algo que sólo atañe al discriminador sino también al discriminado. Si Laura Bozzo en su programa se encarga diariamente de humillar, agredir, discriminar, atacar y, a veces, de vejar a seres humanos como cualquiera de nosotros es evidente que su programa ha transgredido los umbrales de la simple expresión y se ha convertido en un potencial medio que atropella derechos de terceros.
Geraldina señala que esto no sería problema porque a fin de cuentas esas personas que son objeto de los abusos de la conductora acuden voluntariamente a su programa. Sin embargo, hay pruebas de que no es así. Quienes la hemos gozado sabemos que Laura Bozzo “fabrica” esos testimonios que trufan diariamente su talk show, aprovechándose de la necesidad de la gente humilde que participa en él. Así, pues, no es verdad que cuando Laura Bozzo presenta a una mujer contando que tuvo varios novios, ésta, en efecto, los haya tenido, lo más probable es que no tenga ninguno y sí una familia que mantener, por la cual tener que soportar la humillación de ser llamada “putita” a cambio de un poco de dinero, talvez sea preferible a no tener nada que llevar a la mesa ese día.


Heber tiene un punto importante y es que mientras yo me concentré únicamente en el discurso (speech) perdí de vista "el acto". Me explico, creo que son dos cuestiones distintas el contenido del programa, lo que ahí sucede o se exhibe y cómo llega la gente allí. Es decir, mientras que considero que el contenido del programa (speech) debe estar protegido por la libertad de expresión, no creo que esta Sra pueda aprovecharse de la gente como dice Heber que lo hace. En efecto, usar a la gente atenta contra la dignidad de las personas, el principio de dignidad precisamente reza "considerar al ser humano siempre como un fin y jamás como un medio". No sé si lo que Bozzo hace pueda ser un delito (ojo, no por lo que dice, es decir no el qué, sino el cómo) Y la cuestión aquí vuelve al principio del daño sostenido por el filósofo inglés John Stuart Mill, quien defiende una postura muy liberal respecto de la libertad de expresión. Mill distingue entre el daño legítimo y el daño ilegítimo. El daño ilegítimo, explica, es aquél que causa una violación directa y clara a los derechos y en consecuencia la libertad de expresión puede ser limitada. Para determinar qué es una violación clara y directa a los derechos habrá que acudir al núcleo de protección del derecho que se cree violado.
Cuando leí el post de Heber pensaba en esos circos donde se exhibía a la mujer barbona o al hombre elefante, me quedé pensando si podríamos equiparar estos talks shows con aquéllos circos del XIX donde una persona se aprovechaba de ciertas circunstancias, malformaciones u otras cuestiones de otras personas y la consiguiente marginación social que sufrían (lo que les llevaba a la necesidad) para ganar con ellos fama y dinero. También se me ocurre que podría ser equiparable con el lenocinio y la prostitución, es decir, puede una persona (moral, como Televisa o física, como Bozzo) aprovecharse de la necesidad o la incompetencia básica de las personas para lucrar con ello?


Heber tiene razón cuando dice que la cuestión aquí es si el programa de Bozzo al tratarse de un reality show (es decir, en él intervienen personas y sus historias reales y no actores que actúan ficción) discrimina en cada transmisión de hecho (y de manera ilegítima en términos de Mill) a el grupo de personas que allí se presentan para ser exhibidos, regañados y maltratados, sean cuales fueren las razones por las que  se presentaran al programa pues en cualquier caso estaríamos frente a un estado de necesidad o una incompetencia básica que justificaría proteger su dignidad, aunque su sometimiento a la Sra Bozzo fuera voluntario.


Gonzalo Ramírez Cleves comparte el enlace del libro de José Joaquim Gomes Canotilho y Jónatas E. M. Machado titulado "Reality Shows" e Liberdade de Programação. Sin duda el tema da para mucho, tendré que esperar a la versión en español... :-S


Asimismo anoche reflexionaba sobre este tema pues en Alemania desde hace ya un mes existe una enorme polémica por un premio de "integración" recibido por un rapero. La historia es que el rapero alemán Bushido recibió hace un mes el premio Bambi de integración, categoría que sirve para reconocer a las personas en su labor de integración cultural en Alemania, normalmente lo reciben personalidades con ascendencia extranjera o que son extranjeros radicados en Alemania y han hecho su "carrera" aquí. Bushido es hijo de alemana y tunecino, vivió toda su vida en Berlín y es un cantante de "Gangsta-rap" (Gangsta rap es un subgenero de música hip hop que persigue reflejar el estilo de vida violento de la juventud de las zonas menos favorecidas de la ciudad). Su música además de violenta por el género, discrimina mujeres y homosexuales, y aún así la editorial Burda, quien organiza los premios Bambi, decidió que Bushido era un genial ejemplo de integración.Para no hacer el cuento muy largo, la cuestión es que cuando se anunció el premio mucha gente, en especial el Partido Verde, se indignaron con la nominación y se formaron grupos en internet para presionar su retiro. El día de la entrega del premio se invitó a los asistentes a no aplaudir, inclusive se llamó a Lady Gaga (quien recibió en el mismo escenario un premio) para que dijera algo en contra, nada pasó. Bushido como si nada recibió el premio y dijo que todos merecían una segunda oportunidad, la oportunidad de burlarse de todos los demás porque su música agresiva sigue ahí. 




Aquí el único que se atrevió a decir algo en la entrega, el cantante Peter Plate del duo Rosenstoltz:





La cuestión viene a cuento porque nunca nadie ha dicho "que prohíban la música de Bushido por discriminar a las mujeres y a los homosexuales o por promover la violencia" al contrario, lo que ha sucedido es que activistas, el Partido Verde y algunos medios se han dedicado a exhibir las barbaridades que canta este Sr. y a entrevistar a otros actores y cantantes, creando con esto una discusión pública sobre los contenidos de la música de Bushido, aunque existe un delito de instigación (Volksverhetzung) y pudiera denunciarse a Bushido en sus términos, la cuestión ha sido más bien el "mercado de ideas", discutir los contenidos de la música, si ello debe ser reconocido con un importante premio, como lo son los Bambi en Alemania, si los jóvenes deberían escuchar esta música, por qué es mala o buena, en fin, si debemos proteger el speech del gangsta-rap aún y cuando sea violento y discriminador, qué límites tiene la libertad de expresión? 


Creo que así se construye un diálogo, se critica, se defiende, se descarta o se confirma; pero la censura, sacar del aire una idea porque de entrada nos choca, nos hace la vida muy fácil, nos tapamos la nariz, los ojos y los oídos y lo "feo" queda fuera de nuestros sentidos, pero no podemos justificar por qué es feo? por qué discrimina? por qué no debemos verlo/oírlo? por qué no es un discurso protegido? por qué queremos censurar lo que no nos gusta? 


Creo que antes de retirar de nuestra vista una expresión debemos analizarla y discutirla como sociedad, no esperar a que Papi Estado nos haga la tarea, de otra forma jamás maduraremos como sociedad democrática. 


Por lo que hace a la utilización de personas para vejarlas/denigrarlas como espectáculo, creo que Heber tiene razón,"[el] programa ha transgredido los umbrales de la simple expresión y se ha convertido en un potencial medio que atropella derechos de terceros."


Sigamos discutiendo...  


Mientras tanto les dejo aquí esta cosa :




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