sábado, 6 de noviembre de 2010

El problema de los apellidos

En España se debate un proyecto de ley del Registro Civil en donde uno de los problemas es el del orden de los apellidos de los hijos al ser registrados. Resulta que el hecho de que el apellido paterno siempre preceda al materno, contradice el principio de igualdad, y es que las familias modernas se preguntan, por qué habrá de llevar en primer lugar el apellido del padre? de qué privilegio goza? Se ha propuesto que el orden sea alfabético, claro esto en caso de que la pareja no se ponga de acuerdo. Sin embargo, dicen, esto tendría como resultado otra vez la violación del principio de igualdad porque los Abreu, los Acebedo o los Aguilar llevarían siempre las de ganar sobre los Zapata y los Zavala, además de que tenderían estos últimos a desaparecer.
La cuestión es cómo hacer compatible el nombre con los postulados de la modernidad?
En España y en casi toda América Latina las personas llevamos el apellido paterno en primer lugar y el materno en segundo, pero en los países de Europa occidental y en los Estados Unidos y Canadá la gente lleva un apellido, el apellido de familia. El apellido de familia es uno que deberán llevar tanto los padres como los hijos. Por eso vemos que Hillary se apellida Clinton y ya no usa el Rodham de soltera y que Chelsea es únicamente Clinton y no Clinton Rodham como sería en México.
Hay países, como Alemania, que permiten que el apellido de familia sea cualquiera de los dos o uno compuesto. Bajo este esquema Bill y Hillary podrían haber elegido Rodham como apellido de familia o un Clinton-Rodham o Rodham-Clinton. Obviamente existe la posibilidad de que cada quien se quede con su nombre, como es mi caso. El problema viene a la hora de registrar a los hijos.
El problema de los compuestos es que el Tribunal Constitucional ya ha prohibido los apellidos triples, por lo que las parejas tendrán que arreglárselas de alguna forma cuando estén frente a esta posibilidad. Si Chelsea fuera Clinton-Rodham no podría al casarse, o tener un hijo, optar por un apellido de familia compuesto.
Ahora, ya había yo comentado el problema que es esto de los apellidos en un mundo globalizado, sobre todo cuando alguien de la tradición hispanoamericana viene a un país donde la gente se llama Tobias Müller. Y al revés, en el Instituto Nacional de Migración (México) se hace a los extranjeros poner en las formas su apellido paterno y materno, aún y cuando se sabe que no todos los países tienen el mismo sistema. Ello obliga a los extranjeros a proporcionar datos inexactos sobre su nombre, y no sólo el suyo, pues se pide lo mismo de sus padres. Así seguramente si revisamos las formas de los extranjeros seguramente encontraremos apellidos inventados de las abuelas.
El problema personal es menor, y uno aprende a ir por la vida con su nombrezote en Alemania o con su nombrecito en México, pero me parece que lo más terríble es cuando las familias están formadas por parejas que provienen de distintos sistemas.
En mi caso yo no puedo optar por usar el nombre de mi marido y loca estaría si optara por uno compuesto! De por sí es difícil ir por el mundo con un paterno compuesto, como para meter un cuarto a la lista. Aún así, cambiar de nombre en México implica un via crucis que no estoy dispuesta a hacer porque no estoy dispuesta a cambiarme de nombre.
Pero lo cierto es que en Alemania, el día que tenga un hijo, al registrarlo tendremos que optar por un apellido de familia. Debido a que mi apellido paterno es compuesto: González de la Vega y el materno: Hernández, no sería posible optar por un compuesto para mi hijo pues esto está prohibido ya que a mis dos apellidos se uniría el de mi marido: Rudolf. Supongo que el nombre quedaría Rudolf González de la Vega, pero luego, al ser triple, está prohibido. De manera que, mi hijo deberá llevar o mi apellido o el de mi marido. El problema está en que si optaramos, muy modernamente, por ponerle mi apellido a nuestro hijo, qué sucedería cuando yo quiera registrar a Tomacito González de la Vega en México? Qué nombre me aceptaría el Registro Civil? Y otra, en México sería muy extraño que mi hijo llevase mi apellido y no el de su papá.
El otro problema al que nos enfrentamos es que, si tradicionalmente optamos por nombrar a nuestro hijo Tomacito Rudolf, yo no tendré su mismo apellido, y esto en Alemania es algo raro, pues los apellidos son de "familia", y por lo común todos -papá, mamá e hijos- se llaman igual y no sé a qué problemas me enfrento a la hora de los trámites en la escuela o cuestiones en donde la mamá de Tomacito no se apellida como él. Claro está que las cosas van cambiando y hoy en día hay muchas mujeres, sobre todo aquellas que tienen una carrera, que optan por no cambiar su nombre, y gracias a ello este problema debe ser solucionado de alguna forma práctica. Aún así la sociedad alemana todavía no comprende muy bien esto, y conozco el caso de una abuela alemana que al enviar de vuelta en avión a sus nietos mitad alemanes y mitad españoles dijo que los niños serían recogidos por la Frau Schröder, el problema era que Alma no se había cambiado de nombre y continuaba siendo Alma Fernández. La Sra. Fernández no podía recoger a sus hijos, apellidados Schröder. Y todo porque la suegra no termina de entender que Alma no se llama Schröder y piensa que es un capricho que no quiera usar el "nombre de familia".

Pienso que está muy bien que España medite sobre la igualdad a la hora de los apellidos, pero creo que es indispensable que esto se haga de forma global, las familias multicultis tenemos problemas al ir y venir de nuestro país al de nuestra pareja, los trámites migratorios, las nacionalidades de los hijos, los nombres y reconocimientos de actos del registro civil, se convierte todo en un via crucis que nos discrimina, pues crea diferencias que no tendrían por qué existir. Llegar a pasar migración con un hijo que no es de tu misma nacionalidad se convierte en un trámite complicado, que no debía serlo, peor cuando este hijo tiene llevar el nombre del sistema del país en que nace y luego homologarlo al sistema de su otra nacionalidad es un problema. Y la verdad es que existen todos estas dificultades porque hasta ahora no hay una voz que nos represente, ojalá un día exista un lobby de familias globalizadas.
Mientras tanto tengo un sobrino que lleva un apellido eslavo de mujer, un futuro hijo que no llevará mi apellido y una familia política que insiste en llamarme Geraldina Rudolf.

Esta semana el Tribunal Europeo de Derechos Humanos revisará el caso de Losonci Rose and Rose v. Suiza (no. 664/06) donde los demandantes reclaman la violación a su derecho a la privacidad en la familia y la prohibición de discriminación por no poder conservar sus nombres de solteros después de contraer matrimonio. Pues de acuerdo con la ley suiza, el apellido del marido se convierte en el apellido de familia. Habrá que estar pendientes a ver qué resuelve el Tribunal-

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